A finales del 2003 las nuevas tecnologías aplicadas al periodismo estaban en sus brillantes inicios, y como un buen geek recién graduado, desorientado y desempleado por soquete, hice lo único que se me ha dado bien hasta ahora, inventar algo para tratar de pasar mi situación de desempleado soquete a empresario exitoso; a mi campaña se sumaron tres compañeros de promoción que lo único que tenían
en común eraprimer logo la desventura de ser mis amigos y así fue como decidimos aplicar todos nuestros insipientes conocimientos teóricos de periodismo y comunicación a un proyecto único y genial llamado Conexión Cultural, sería el primer magazín cultural de corte digital para distribución en colegios contando con la participación de los estudiantes.
Un año después tras un fracaso general y estrepitoso, sin apoyo de ningún inversionista y con la renuncia de todos los miembros del grupo para trabajar en algo más rentable (esencialmente algo que si fuera rentable ) revel proyectó entró en animación suspendida, pasaría casi un año más para que un ex compañero ebrio aceptara sumarse a una nueva iniciativa, se conservó el nombre y se modificó el enfoque, ahora se trataba de una página web con contenidos de cultura urbana, nueve ediciones durante un año resplandecieron como una verdadera revista digital, nada rentable pero de un alto nivel de contenido.
La novena edición firmó el final de lo que quise llamar la segunda generación de Conexión Cultural.
Posteriormente, mediante una inyección de capital personal se sacudió el proyecto al instalar la primera sede física de la empresa, gran inversión de dinero y trabajo que durante dos años albergó a la tercera generación, periodistas empíricos y con ellos la primera incursión de estudiantes en práctica, en dicho local apareció el taller de escritura creativa, convirtiendo por primera vez a Conexión Cultural en un proyecto auto sostenible.

Finalmente después del 2010 se generó la más sofisticada versión de la empresa, con oficina propia en un centro empresarial, laboratorio de prácticas para estudiantes, emisora virtual y editora literaria. Allí estuvieron los mejores años de la empresa, tristemente, solo se trataba de un proyecto auto sostenible, y como tal debí cerrarlo optando por salir del país en busca de un trabajo que me permitiera no morir de hambre.

grupo

Hoy desde Santiago de Chile, con un trabajo de oficina, gris a más no poder y regularmente remunerado, lejos de cualquier posibilidad de contacto con el glow típico del periodismo independiente me siento frente a mi computador de la generación pasada y articulo algunas letras para sentirme vivo nuevamente.

No olvido ni por un segundo a las 24 personas que trabajaron conmigo a lo largo de todos estos años, a las decenas de colaboradores y las centenas de seguidores, lectores, oyentes y alumnos que pasaron por Conexión Cultural, espero tener vida suficiente para algún día volver a ver a Conexión Cultural en alto y de esa forma rendir homenaje a quienes creyeron en el proyecto en algún momento.